19. Renacimiento en Italia (1425-1525)

EL MISTERIOSO REGRESO DEL CLASICISMO

Mientras toda Europa engalanaba sus proyectos de diseño con las molduras llameantes del gótico flamígero, los creadores de la Toscana revitalizaban el arte de sus antepasados: el arte del Imperio Romano. En realidad, el clasicismo nunca se había abandonado completamente en Italia y la propia figuración gótica, aunque estilizada, impulsaba la representación naturalista. En los albores del siglo XIV Giotto había recuperado la volumetría escultórica de la plástica antigua, pero este conato de clasicismo agonizó décadas después infectado por la calamidad de la peste negra. La Edad Media estaba esperando a otro artista tan influyente como él: Brunelleschi.

En 1425 el clasicismo grecorromano regresa para convertirse en la cultura artística identitaria de Occidente: cinco siglos de evolución lo refrendan. ¿Por qué el clasicismo? ¿Qué avala a la decoración clásica frente a otras? Absolutamente nada. Nos falta una explicación, como confiesa John Summerson en El lenguaje clásico de la arquitectura. Sólo podemos conocer los efectos de una preferencia estilística renacida en Italia a principios del siglo XV como revitalización de un arte regional, que se convirtió, nadie sabe por qué, en universal para Occidente. En todo caso, una convención artística injustificada, casi un secreto compartido por todos los habitantes de Occidente durante quinientos años. 

Mucho tiempo, muchos lugares, defendido y reinterpretado por innumerables artistas, el clasicismo se muestra escurridizo cuando tratamos de sistematizarlo en fases, pues no evoluciona siguiendo una línea única y clara sino dibujando una ramificación arborescente. Ante un panorama tan vasto y polimorfo, se impone una estructuración introductora que separe las fases esenciales del estilo y adjunte algunas de esas ramas indómitas o subestilos. Después de cada fase señalamos los capítulos donde pueden encontrarse ampliaciones.

 

 

RENACIMIENTO (1425-1525)

CLAVES      

Ornamentación: recuperación de ornamentos clásicos, sobre todo el corintio romano, y su difusión gracias a la imprenta (Alberti y otros tratadistas).

Arquitectura religiosa: recuperación de tipologías cristianas antiguas: la basílica paleocristiana (Brunelleschi, San Lorenzo, Florencia), el martirio paleocristiano (Bramante, San Pedro, Roma).

Arquitectura civil: paulatina concreción del palacio renacentista, iniciada en Florencia (Michelozzo, palacio Medici) y terminada en Roma (Sangallo, palacio Farnesio): grandes palacios urbanos de desarrollo horizontal, divididos en tres alturas y coronados con amplias cornisas; paramentos distintos para cada piso, generalmente almohadillado en la base, y huecos destacados con molduras simples y en ocasiones frontones y ménsulas.

Interiores: trampantojos en las salas de recepción.

Muebles: volúmenes prismáticos y surgimiento de la marquetería naturalista; muebles con ornamentaión arquitectónica. 

 


1. EL ESPACIO BASILICAL 

1. Modularidad y perspectiva realzadas por el "trazo" gris: 
 San Lorenzo (1428), Florencia

Brunelleschi     Además de inventar la perspectiva hacia 1416, Brunelleschi recuperó el interiorismo eclesial paleocristiano, es decir, la basílica en su forma pura original. Promovió la planificación ordenada por módulos regulares que revelaran al espectador la simetría y la estructura clara del diseño: a este fin sirven las columnas que separan las naves en los templos, conectadas a su vez con pilastras adosadas a los muros, todas ellas de color más oscuro que los paños y paredes, casi como trazos de lápiz sobre papel blanco: San Lorenzo (figura 1), pero también Santo espíritu, ambas en Florencia. En interiores carentes de estructuras a la vista, Brunelleschi maquilla las paredes con falsas pilastras y dinteles que facilitan la lectura y casi la medición del espacio al espectador (figura 2). En adelante, será característico del diseño de interiores del Renacimiento esta misma claridad compositiva, esta fácil inteligibilidad: el visitante contempla un espacio ordenado, en reposo y equilibrado, que su inteligencia comprende al primer vistazo. 

2. Pura decoración parietal, 
fragmentación modular:
 Sacristía de San Lorenzo, 
Florencia, diseño de Brunelleschi

Alberti destacó como teórico (Los diez libros de arquitectura) pero también como diseñador, especialmente en San Andrés (Mantua), donde la imagen del antiguo arco de triunfo modula la fachada y los tramos interiores en perfecta coherencia. Esto es algo absolutamente inusual, ya que lo corriente en los templos era y es que las fachadas y los interiores no tengan nada que decirse.

3. Ábside trapantojo de Donato Bramante, 
Santa Maria Presso
 San Satiro, Milán.


4. Coherencia formal exterior e interior por medio 
de un módulo gigante a guisa de arco de triunfo: Sant'Andrea, Mantua.
Decoración ilusionista: candeleros, casetones, etc.



5. Literalidad arqueológica en este interior basilical debido 
a Giulio Romano: Catedral de Mantua, 1540.



































 

2. EL PALACIO RENACENTISTA

6. Bartolomeo di Michelozzo,
Palacio Medici-Riccardi, s. XV.

Crecimiento horizontal     A diferencia del palacio medieval, el palacio clásico se ha liberado de funciones defensivas y ya no crece en vertical sino en horizontal, como ampliando su protagonismo urbano. Las angostas saeteras del pasado son sustituidas por ventanales suficientes para iluminar las excelencias decorativas del interior. El lujo y el buen gusto se exhiben mediante colecciones artísticas de muebles, artes suntuarias y artes plásticas. Además, Alberti recomienda en su libro De la familia que las familias prominentes colecciones piezas de arte para enriquecerse culturalmente. Se construyen palacios urbanos de unas dimensiones sin precedentes como baluartes del poder de los linajes poderosos (los Médicis, los Gonzaga, los Farnesio) y seguirán creciendo en el Barroco por influencia de Versalles. En la imagen, el Palacio Medici-Riccardi, modelo de palacio italiano de inagotable trascendencia (fig. 6).

7. Studiolo de Federico de MontefeltroPalacio Ducal
 de Urbino, finales del siglo XV. La marquetería figurativa (tarsia
sugiere armarios repletos de instrumentos científicos y joyas 
arqueológicas. Obra maestra de la incrustación y del dibujo perspectivo

Decoración     Se da prioridad a los espacios públicos: el vestíbulo, la biblioteca, el estudio y muy especialmente la galería, donde se exhiben las riquezas artísticas. No había comedor: se habilitaban mesas plegables y gracias a ellas se podía comer en cualquier lugar del palacio.

Fresco en el techo de la llamada Cámara de los Esposos (Andrea Mantegna, Camera degli Sposi) del palacio ducal de Mantua. Simula un óculo cenital rematado por un antepecho en forma de cilindro. Las celosías mejoran el efecto de perspectiva, así como el escorzo del amorcillo pintado de espaldas



Por desgracia, se han conservado poquísimos ejemplos de aquellas decoraciones, casi siempre habitaciones con sorprendentes trampantojos realizados con pintura (figs. 8 y 10) e incluso con marquetería (figs. 7, 8 y 8 bis), arte en el que nadie ganaba a Fray Giovanni de Verona. 

8.bis. Detalle del conjunto anterior

8. Paneles marqueteados en la sillería de Santa Maria in Organo, Verona, realizados por Fra Giovanni

10. Grutescos aéreos, ligeros, tomados de la Domus 
Áurea:  Da Udine, palacio Apostólico (Roma)














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Por último destacaremos algo que en su día fue una curiosidad pero que gozará de gran futuro. En 1506, entre los restos de la Casa Dorada del emperador Nerón, se descubrieron dos cosas que atrajeron la atención de los artistas: la dramática estatua del sacerdote Laocoonte y sus hijos, y la finura y levedad de los grutescos. Giovanni Da Udine se inspiró en ellos para decorar  galerías del Palacio Apostólico. El grutesco de la Domus Aúrea cobrará mayor importancia, sin embargo, en el Neoclasicismo.

11. Falso balcón en Villa Farnesina, Roma







12. Galería de los Espejos, Mantua















3. EL MUEBLE

Resulta muy difícil colegir diferencias estilísticas entre un mueble renacentista y un mueble manierista; la mayoría de libros se abstienen de hacerlo. No obstante, en general puede considerarse manierista el incremento de decoración sobre modelos equivalentes. Más o menos es lo que sucede también en la arquitectura: la decoración renacentistas tiene un carácter superficial, pictórico si se quiere, mientras el manierista admira las textura escultórica y la talla vigorosa.
 Sedia dantesca, sillón 
de caderas o jamuga
Todavía en el siglo XV se utilizan muebles de rasgos medievales destinados a extinguirse en el siglo siguiente: el sgabello (no debe traducirse al castellano con el término “escabel”, el cual suele aludir a una banqueta o reposapiés), los sillones de tijera (llamados en España sillones de caderas o jamugas) y los arcones. Los italianos distinguían las jamugas entre dantescas (con asiento y respaldo de cuero) y savonarolas (todo madera)
Por su parte, el sillón renacentista de cuatro apoyos los tiene de sección rectangular, y mejora su estabilidad con chambrana y travesaños. A la versión austera de este sillón se le denomina en España “sillón frailero”.
Sgabello, escabel, sin 
equivalentes fuera de Italia
Sedia Savonarola. Tijera como la 
anterior, pero con barras paralelas

El mueble renacentista propiamente dicho repite las formas de la arquitectura clásica. Los armarios en particular parecen rematados por cornisas y es habitual adornarlos con pilastras y arcos en relieve. También los faldones de las mesas se asemejan a entablamentos clásicos, las patas imitan a las columnas y los balaustres, e incluso se recupera el apoyo grueso y escultórico de origen romano denominado “trapezóforo”.  

Sillones
Cassapanca o arquibanco
Arcón o cassone con frente pintado
Son tres las posibilidades de adorno: pintar directamente, pintar sobre 
yeso fresco (pastiglia, en italiano), y tapizar con un lienzo previamente pintado
Corintio y candeleros, paneles de madera en las paredes, decoración de lujo para el nacimiento de la reina de las mujeres. Apréciese el diseño de la cama sobre una plataforma, modelo que no superó el siglo XV.  Ghirlandaio, Nacimiento de la Virgen (Santa Maria Novella, Florencia)