23. El palacio y el mueble rococó. El estilo Luis XV

François Cuvilliés, salón principal (salón de espejos) en el pabellón de caza Amalienburg (Palacio Nimpheburg, Múnich, 1740). Obra maestra del decorador, el grutesco de rocalla se extiende por las paredes con calculada ligereza sobre un fondo gris turquesa. Amplias ventanas y espejos llenan la sala de luz.
Suele relatarse que la corte francesa celebró la muerte de Luis XIV abandonando Versalles y su pesada ostentación. El primero en largarse fue el delfín, luego rey de Francia, Luis XV, para regresar a París, y con él buena parte de la aristocracia se reubicó en palacios urbanos de pequeñas proporciones y refractarios al viejo estilo. Sea como fuere, entramos en la fase decorativa del rococó, opuesta a la barroca en color (ahora pastel), línea (ahora curva y asimétrica) y textura (menos brillante). La ambigua rocalla (¿puede imaginarse adorno más ambiguo?) desplaza al acanto.
El rococó es el estilo más fácil de distinguir de todos los clásicos porque, en buena medida, es el que más se opone al clasicismo. Al abandonar la decoración arquitectónica, el interior del edificio no adeuda nada de la fachada, como si alguien hubiera decidido que exterior e interior son dos cosas diferentes y no tienen por qué parecerse. Nótese la trascendencia de esta desemejanza: en decoración doméstica, el interior no ha vuelto a parecerse al exterior desde entonces.
El gusto por los colores pastel puede detectarse en la pintura barroca a partir de 1675, pero se retrasa en la decoración hasta 1730. Los cincuenta años grandes del rococó se acotan aproximadamente entre 1725 y 1775.

1. DECORACIÓN: ESPACIOS PUBLICOS
Sala de Porcelana en el Palacio Real de Aranjuez. 
El descubrimiento de la fórmula de la porcelana 
(hasta entonces exclusiva de China) por parte de 
 un investigador alemán de finales del siglo XVII, 
dio lugar a una red europea de factorías especializadas: 
Meissen, Sèvres, Limoges... Las habitaciones decoradas 
con porcelana se convierten en una moda rococó.
Esta, firmada por José Gricci.
Paneles de perfiles curvos, a menudo desdbujados con rocallas, generan marcos de formas celulares o ameboides. Los grutescos, principalmente vegetales, parecen colonizaciones llegadas desde el jardín. Estamos ante la decoración organicista.


   









Sala de baile en Charlottenburg Schloss (Palacio de Carlota), Berlín. Las lámparas se amarran al techo dentro de un motivo decorativo llamado "velo antiguo", parecido a un paraguas de red. Continuará utilizándose, sobre todo para techos, en el primer neoclasicismo Luis XVI.
 
Salón de baile del Palacio de Queluz, Sintra. El único ejemplo de los que ilustramos que contiene decoración arquitectónica (pilastras adosadas), no obstante casi inapreciables por el brillo de los grutescos dorados.










   

Salón del palacio Soubise (París, 1732), diseño de Germain Boffrand. El primer salón rococó de Europa a decir de los historiadores franceses.


Salón Gasparini del Palacio Real de Oriente, Madrid. El ejemplo más celebrado del rococó en España se debe a los diseñadores Mathias Gasparini, italiano, y José Canops, flamenco.



2. DECORACIÓN PRIVADA Y MUEBLES


Despacho, llamado "Habitación Varengeville" 
en el Museo Metropolitano de Nueva York.
En asientos, los respaldos repiten la forma aguitarrada de los paneles parietales y las patas se curvan como las de una cabra (pata cabriolé). Las butacas son acolchadas y las tumbonas confortables. Los muebles de arrimar y guardar exhiben panzas abombadas. La consola disminuye de tamaño.
A



Habitaciones privadas de Madame de Pompadour en el Gran Trianon, Versalles.
 
Sillas rococó diseñadas por Chippendale con sus característicos respaldos calados.
Escena galante, característica de la pintura
 de gabinete del rococó, pero también 
de los tejidos que dieron renombre a la localidad 
de Jouy (toile de Jouy), desde entonces 
un clásico de la tapicería.

Chelones o tumbonas del tipo "duquesa".

Bergère confesional.
 

 

Canapé del Museo de Artes Decorativas de París.




Canapé del Museo de Artes Decorativas de París. El respaldo con el copete levemente elevado en el centro, se denomina "a chapeau".





Cómoda marqueteada y con aplicaciones 
de bronce dorado con el motivo de las hojas de acanto.


Consola alemana decorada con rocallas en el faldón y acanto bajo las rodillas.

Escritorio mazarino con tapa abatible 
y numerosos complementos de organización, 
ingenioso mueble diseñado por Abraham 
Roentgen para el arzobispo de Trier, 1760. 
Amsterdam, Rijksmuseum.
Cabinet, secreter del Rijksmuseum, Amsterdam.