Foyer principal del Teatro de la Ópera de París, Palacio Garnier. Retórica monumental y grandilocuente, netamente imperial, para agasajar al público de la ópera. |
CLAVES DEL HISTORICISMO NEO-BARROCO ROMÁNTICO
-Estilo ecléctico que suma características combinadas del interiorismo barroco y rococó, o incluso más antiguo. Así que a veces apetecen más la expresiones neorococó o neomanierista, según convenga.
-Colores muy intensos, continuación del gusto cromático del estilo imperio. Es posible que también se deba su intensidad al uso de anilinas, tintes químicos.
-Muebles con siluetas y volúmenes del rococó son los preferidos.
-Cambio de escala (desde la óptica actual): megalomanía: enormes girándulas, inmensas cortinas, como de teatro, muebles de gran formato.
-Columnas pareadas son casi inevitables en salones y vestíbulos, así como en las fachadas de los edificios neobarrocos, casi un símbolo del Romanticismo barroco.
TRASCENDENCIA Aunque el gusto decorativo actual parezca diametralmente opuesto al del Romanticismo, ha aprendido de él que todo puede cohesionarse simplificando colores y texturas, por ejemplo, repitiendo tejido en tapicería, cortinas y alfombrado.
NÓMINA Y OBRAS Desbordante y ejemplar, la decoración de la Ópera de París, por Charles Garnier, sirvió de modelo para todo Occidente. En el capítulo del mueble se recuerda todavía a John H. Belter, primer norteamericano célebre de la historia del diseño.
LA HISTORIA Y LA ÓPERA Entre 1830 y 1890 una disciplina artística se eleva sobre todas las demás: la ópera. No habrá ciudad de mediano tamaño que no habilite un teatro para el espectáculo que suma de todas las artes, ni capital que no estrene su propio coliseo (Real de Madrid, Liceu de Barcelona, Ópera de París). En estos teatros se pasa mucho tiempo. La llamada "gran ópera francesa", de moda desde 1830, es un espectáculo de cinco actos que, unidos a los descansos, puede entretenerte durante horas. Los teatros de ópera son entonces algo más que teatros del espectáculo lírico; son teatros de los social, exhibición de vestidos y lugares de encuentro de la élite económica. Precisan de grandes salones (foyeres) donde atender debidamente al público.
Pero sobre todo la ópera es un lugar de escapismo hacia el pasado, donde se recrean ambientes y trajes pretéritos. De este modo educa el gusto de la sociedad en lo histórico y surgen los grandes coleccionistas que decoran sus casas como museos de artes plásticas y artes decorativas. En ellas encontramos alternancia de habitaciones medievalistas y clásicas, incluso combinadas en atrevido eclecticismo. En este capítulo nos ocupamos del estilo neobarroco.
Mansión Morse-Libby en Portland (Maine, Estados Unidos). El salón incluye todos los elementos del romántico: cortinajes, lámparas de pantalla esférica, tapizado capitoné, etc. |
Dormitorio de Isabel II en el Palacio de Aranjuez (Madrid) |
Casino de Madrid, inaugurado en 1910, con interiorismo de José López Salaberri inspirado en la escalera de la Ópera de París. Imagen de la película Holmes y Watson, Madrid days |
Saloncito isabelino en el Senado, Madrid. |
MOBILIARIO NEOROCOCÓ El historicismo favorito es el rococó, muchas veces libremente combinado con soportes rectos todavía neoclásicos. Los especialistas del mueble actual lamentan la falta de armonía en las proporciones del mueble romántico, casi siempre provisto de respaldos demasiado grandes para los apoyos. A
Curioso sillón doble de John H. Belter, Nueva Yok, MET Museum |
Sofá de John H. Belter, Nueva York, MET Museum. |
Sillones alfonsinos, una variante neorococó |