Mientras dos de los estilos que
componen la cultura racionalista parecen abogar por el silencio (los estilos
funcionalista y minimalista), existen otros tres estilos que pretenden lo
contrario, es decir, la proyección de mensajes.
-el estilo neoplástico, cuyo
mensaje es de sencillez e ingenuidad constructiva, y argumenta con colores
puros, infantiles, y superficies geométricas simples;
-el estilo constructivista o
expresionista propiamente dicho, que debe considerarse, por el empleo de
yuxytaposiciones volumétricas, el estilo barroco del Racionalismo, esto es, el
estilo dinámico y gritón del Movimiento Moderno;
-el estilo orgánico, de desarrollo
tan amplio que le hemos dedicado un capítulo exclusivo (véase capítulo 31).
1.
EL ESTILO NEOPLÁSTICO
La revista holandesa De Stijl, nacida en 1919, tuvo a su
profeta en Theo Von Doesburg y a su pintor canónico en Piet Mondrian. Son los
creadores del Neoplasticismo. Habiendo deducido que los nacionalismos son la
causa del odio humano porque exaltan y enfrentan las culturas locales, los
neoplásticos ofertan arte universal, ajeno a etnias, tradiciones o memorias
locales. ¿Cómo se puede conseguir algo así? En la figura 15 aprendemos cómo von
Doesburg transforma una vaca en una abstracción geométrica neoplástica, esto
es, reprimiendo la figura a geometrías y colores básicos. A decir de
Giulio Carlo Argan, los neoplásticos trataron de esterilizar el arte de las
“perniciosas” culturas regionales empleando formas y colores universales. La
línea vertical representa lo espiritual y lo viril, la horizontal la mujer y la
naturaleza. Se logra así una pintura abstracta absolutamente cerebral, vacía de
todo aspecto trágico o emocional.
Gerrit Rietveld vuelve
tridimensionales los cuadros de Mondrian. Sus diseños se forman mediante la
yuxtaposición de paneles geométricos simples y listones de colores primarios a
guisa de mecano infantil. Queda en Utrecht su obra inmortal, la Casa Schröeder (1924).
2.
EL ESTILO EXPRESIONISTA o CONSTRUCTIVISTA
No sabemos todavía cómo denominar
al estilo del primer Racionalismo norteamericano, que alterna dramáticamente
alturas de hormigón y cristal constrastando de este modo las desigualdades de
color, textura y resistencia: Casa Lovell (Richard Neutra, 1924), Casa de
la Cascada (Casa Kauffmann) y Museo Guggenheim (Frank Lloyd Wright, 1937 y
1944). En cualquier caso, el estilo moderno expresionista no afecta a la
decoración interior. Por ejemplo, en el salón de la casa Kauffmann encontramos
el espacio abierto y en esencia oblicuo patrimonio de todas las viviendas
racionalistas. Sin embargo, Wright no comparte la sobriedad alemana. En el
exterior, la fachada roza lo figurativo, inspirada en el rostro del
dios de la lluvia Coatlicue.
Neutra, Casa Lovell, 1924. |
En esencia, este proceder formal
y la misma finalidad expresiva coincide con el racionalismo ruso
llamdo "constructivismo". Allí Konstantín Melnikov erige el Teatro Rusakov
(Moscú, 1927, fig. 14) e inventa de paso la tipología formal del teatro
moderno mil veces repetida: se aprovecha la plasticidad de la volumetría
particular de los anfiteatros como icono. En la Rusia comunista temprana,
habitada por millones de personas analfabetas, el teatro hacía las veces
de la escuela en las democracias.
Teatro Russakov. |