14. Islam altomedieval (siglos VI a X)

Insuperable mihrab de la aljama de Córdoba    

El Islam crea su arte propio y distintivo en un tiempo record. Bebiendo de las tradiciones artísticas de las zonas que van ocupando en su vertiginosa expansión, consiguen en poco más de siglo y medio ofrecer tipologías espaciales y motivos ornamentales absolutamente genuinos.  
 
LA CIUDAD     Frente a Occidente, ruralizada tras la desaparición del Imperio romano, el Islam nace y se desarrolla desde sus orígenes como una civilización eminentemente urbana. Las ciudades musulmanas (medinas), como cualesquiera otras medievales, se protegen con murallas. A veces esconden una segunda muralla interior que rodea una alcazaba, fortín donde se encuentra el palacio o alcázar. Algunos barrios extramuros (arrabales) lograron ser tan importantes que recibieron también una muralla, como la barbacana de Toledo. Las ciudades crecen espontáneamente sin previo trazado, aunque pueden señalarse algunas excepciones como el urbanismo reticular de Ayar y el proyecto radial de la antigua Bagdag.  Las calles no son espacios públicos repletos de tiendas y servicios como en Roma, sino necesarios corredores para comunicar residencias y a menudo con calles sin salida (adarbes). Las plazas resultan de la confluencia caprichosa de las calles. El comercio se reúne en mercados: bazares (mercados orientales) y zocos (mercados occidentales). Se espera del príncipe que construya mezquitas, escuelas y baños.

CASA PATIO Y JARDÍN CRUCERO     La tipología de casa patio sigue adelante formando cubículos en torno a patios que sirven de respiraderos y accesos de luz. El sentido de lo privado se mantiene en las coordenadas grecorromanas, aunque más griegas que romanas, donde el serrallo o harén representa el equivalente del gineceo helénico pero harto más poblado. Por su parte, el palacio muestra la misma sencillez externa que la casa común, pero se estructura con un eje bien claro: el jardín rectangular o jardín con paseos formando una cruz (jardín crucero), que cumple las funciones de vestíbulo para recibir a los invitados y emisarios con cierto grado de suntuosidad. La Alhambra contiene varios de estos palacios estructurados como jardines crucero.


LA MEZQUITA HIPÓSTILA     Los vestigios arqueológicos revelan que la tipología de mezquita hipóstila -la más numerosa en el Islam y común a todo el norte de África y Arabia- se originó en algún momento del siglo VIII. La denominamos mezquita hipóstila porque su sala de oración procede de la tipología antigua del bosque de columnas. La voz aljama alude a las mezquitas donde se reúnen los fieles cada viernes, la gran mezquita de la ciudad, a diferencia de los oratorios de barrio que utilizan a diario.   
Las partes principales de la mezquita son las siguientes: patio (sahn), sala de oración (haram), muro de qibla o alquibla (casi siempre orientado a La Meca) y, en él, capilla del mihrab, nicho para la ubicación simbólica de Dios. Las aljamas suelen disponer de una maxura o espacio reservado a la oración para grandes personalidades, y espacio anexos para enseñar el catecismo mahometano (madrasas). Para llamar a la oración, el almuecín vocea desde lo alto de la torre llamada minarete o alminar.
    
MOTIVOS DECORATIVOS     El elemento más original del arte islámico lo encontramos en la asombrosa variedad de la decoración geométrica, considerada por Owen Jones en su Gramática del ornamento (1856) la mejor de todos los tiempos, y en lo que podríamos denominar "continuidad estética", porque para el Islam no hay artes mayores o menores y la decoración no se considera una mera guinda de la arquitectura. El mismo motivo sirve para una alfombra, un vestido o una cúpula. No hay, aparentemente, jerarquías decorativas ni disciplinares, con la excepción de la escritura, ya que revela la palabra divina. 
Expertos en matemáticas, no es extraño que sus elaboraciones artísticas abunden siempre las consideraciones geométricas. El motivo más característico es el entrelazo, el motivo continuo que hilvana a todos los demás. El entrelazo ya lo empleaban los romanos, pero el islámico es diferente: en el romano destaca la cuerda que se va enlazando; en el islámico, por el contrario, fondo y dibujo poseen valores equivalentes.

Ataurique con motivos vegetales

1. Vegetal o ataurique. Con distintos grados de abstracción respecto del original vegetal. De la tradición persa y bizantina se heredan la granada, la piña y la palmeta. Del mundo grecolatino, la hoja de acanto, los pámpanos y los zarcillos de vid, pero sobre todo las hojas de palma. En los primeros siglos (siglos VIII y IX) los motivos se distinguen con facilidad. Por el contrario, bajo la dinastía Abbasí (siglo X), el ataurique se vuelve un ornamento orgánico pero también abstracto.


2. Geométrica. Los entrelazos bidimensionales tapizan paredes, alfices, albanegas, cuarterones... En ese entrecruzarse dibujan rombos, estrellas, zigzag, creando catálogos de variedad infinita.
Ataurique en una albanega y decoración epigráfica en el alfiz



3. Epigráfica. Se dice que La Alhambra es el libro más caro de la historia. Es costumbre decorar con entrelazo epigráfico monumentos civiles y religiosos. Los especialistas distinguen caligrafía cúfica (similar a nuestra escritura de mayúsculas) y la posterior, siglo XI, nasjí (semejante a nuestra cursiva).

Decoración epigráfica cúfica sobre ataurique y,
debajo, frisos de entrelazo geométrico











 
 
Damasco omeya
 
La primera dinastía islámica de peso en la historia fue la Omeya (660-750). Carentes de tradición artística propia, los Omeyas aprenden y copian a sus vecinos:  (1) de los bizantinos toman la sillería de alta calidad (los buenos canteros que antiguamente trabajaban en Roma, ahora lo hacen en el Islam) así como los mosaicos y la pintura mural; (2) de la tradición persa se continúan algunos temas figurativos como el árbol de la vida y ciertos animales.
A
Palacios del desierto     En tierras de Siria y Jordania los arqueólogos han exhumado una veintena de construcciones más o menos palaciegas (sus funciones aún no han sido esclarecidas) y los han denominado "palacios del desierto". Cuentan con patio, uno o dos pisos de dependencias, oratorio, baños y un salón de recepciones de planta basilical. Las fachadas son altas y fortificadas. Lo más curioso es que se encuentren alejados de las ciudades: ¿por escapismo?, ¿por explotación agrícola o comercial, dado que algunos poseen caravansares?, ¿por función propagandística, trampolines de islamización en zonas recién conquistadas? Como sus murallas son débiles, por ahora se descarta la función militar.

Restos de la muralla del palacio de Mschatta en Jordania, con decoración vegetal muy minuciosa, primer ataurque, hoy en el Museo de Arte Antiguo de Berlín


Construcciones religiosas     Dos son los monumentos más célebres de los Omeyas: la aljama de Damasco, transformación de la antigua basílica paleocristiana, y la Cúpula de la Roca en Jerusalén. La segunda repite la tipología del martirio cristiano y ejerce funciones de relicario, pues preserva la roca sobre la que aterrizaron el arcángel san Gabriel y Mahoma en su visita conjunta a Jerusalén.
La mezquita aljama de Damasco luce aún los arcos y columnas de la
antigua basílica paleocristiana



















A
A
Samarra abbasí
 
La dinastía fundada por Abú-Abbás el Sanguinario (dinastía Abbasí o Abáisida) traslada el núcleo del imperio a Iraq (año 750); lejos del Mediterráneo, las influencias clásicas desaparecen. Esta dinastía aporta las innovaciones más trascendentes a la personalidad del arte islámico.
(1) Se abandona la piedra por la mampostería o el ladrillo, en adelante fábrica fundamental de toda construcción islámica. Material humilde que luego se reviste con estuco o azulejos para otorgarle sensualidad.
(2) Desaparecen las columnas con capiteles; habrá pilares.
(3) Junto a las mezquitas surgen los minaretes o almninares, torres que después los cristianos van a imitar para sus campanarios. 
(4) Los palacios se estructuran con patios de recreo: el jardín crucero.
(5) Aparece un estilo decorativo para las paredes: el estilo biselado de Samarra, seguramente el ataurique más abstracto de cuantos se han elaborado. 

Palacio de Balkuwara planificado sobre un eje central

Ciudad palatina     En Samarra, efímera capital de los abásidas del siglo IX, se reproduce el modelo de ciudad palatina conocido desde los antiguos asirios. La excavación mejor conocida se refiere al palacio de Balkuwara, estructurado mediante jardines crucero y un nuevo tipo de salón del trono no ya basilical (tres naves) sino de cuatro iwanes o exedras que forman una planta de cruz griega rematada por cúpula. En la otra punta del mundo, un siglo después, Abderramán III erige su propio Balkuwara en Medina Azahara. El eje es siempre el jardín, identificado con el paraíso coránico.
En la decoración de este palacio se emplearon plaquetas de estuco muy baratas y aptas para la fabricación en serie, ya que solo necesitan ser grabadas. El motivo elegido no es menos innovador: figuras orgánicas muy vagas, imposible de identificar con seres concretos. Se habla del estilo de Samarra o estilo biselado de Samarra. 
 Plaqueta de estuco con estilo biselado, Nueva York: MET

 
Los abásidas altomedievales han dejado tambien restos de una Gran mezquita aljama en Samarra, de alto y vistoso minarete, tenido por el primero del Islam. 





Cairuán aglabí
Mihrab de la aljama de Cairuán
Emancipados del poder del califa abásida, una nueva dinastía se funda en Túnez. A los aglabíes debemos la mezquita más bella del norte de África.
Aljama de Cairuán (Túnez)     Planta casi idéntica a la de Córdoba: en forma de T, naves perpendiculares a la quibla siendo más ancha la central. Enorme bosque de columnas o sala hipóstila de soportes reaprovechados.
El mihrab está decorado con capiteles importados de Bizancio y brillantes azulejos de loza dorada o de "reflejo metálico", muy posiblemente importados de Samarra o Bagdag.
Otras maravillas de Caruán son dos piezas de madera  profusamente labrada y extraordinariamente antiguas: la maxura para la protección de los mandatarios dentro de la mezquita y un impresionante mimbar labrado con mil y una filigranas  (datado 863). 


Sala de la aljama de Cairuán, Túnez. Bosque de columnas recicladas


















Maxura de la aljama de Cairuán

Mimbar de la aljama de Cairuán


Córdoba omeya

Dovelas del mihrab decoradas con roleos vegetales,
todavía influencia helenística, realizados con mosaico

Aljama de Córdoba     A los emires y califas de Córdoba les debemos la ciudad palatina de Medina Azahara y la mezquita más grande y original de todo el Islam occidental. Su historia es bien conocida. La pequeña Córdoba, a la que llegaron los musulmanes, compartía la basílica de San Vicente, muy solicitada: los sábados se convertía en sinagoga para los judíos, los domingos se celebraba misa cristiana y los viernes fue alquilada para los nuevos vecinos mahometanos. 
A
Años después la basílica fue adquirida por los gobernantes de Córdoba y ampliada en distintas fases, primero hacia el sur, en sucesivas prolongaciones, y cuando ya no quedaba espacio en esta dirección por impedirlo el río Guadalquivir, hacia el este. El bosque de columnas se articula bajo arcadas dobles que combinan el medio punto peraltado y la herradura. Esta solución permite una sala de oración extraordinariamente alta en una mezquita. La fábrica combinada de sillar y ladrillo en los arcos aporta singularidad estética y flexibilidad mecánica. 
A
En la ciudad palatina de Medina Azahara (Madinat a-Zahra) se ha reconstruido la sala de audiencias o Salón Rico. Espacio basilical,  semejante a los salones de idéntica función construidos por los Omeyas orientales en sus "palacios del desierto", donde reconocemos la impronta cordobesa en la combinación de sillar y ladrillo y la herradura de los arcos, de procedencia visigoda. La decoración de plaquetas de estuco tapizaba el salón donde Abderramán III recibía con gran pompa a las delegaciones que lo visitaban; por esta razón, los arqueólogos denominaron a este espacio Salón Rico. Se trata de un espacio de tres naves paralelas, siendo la central más ancha, es decir, una basílica. El blanco y el rojo se alternaban como el bosque de columnas de la mezquita cordobesa. Puede considerarse la marca gráfica de la dinastía. 


Última ampliación de la mezquita de Córdoba, siglo X






Salón Rico en Medina Azahara

















Cristo de la Luz, Toledo, año 1000
Cristo de la Luz     En Toledo se conserva un oratorio de planta cuadrada y nueve cúpulas nervadas o califales, todas diferentes. Tras la reconquista, se le añadió un ábside para adaptarlo a las necesidades del culto cristiano.