Capítulo 48. Apoteosis del estilo orgánico high-tech

ORGÁNICO SUPERSTAR     Ya al desgranar el diseño racionalista del siglo XX nos vimos en la necesidad de separar un capítulo para el más prolijo de los estilos modernos (capítulo 27). En el siglo XXI el orgánico continúa imparable, y se nos antoja previsible que perdure en el tiempo gracias a nuevos materiales, sintéticos y baratos, que están facilitando su aplicación incluso en proyectos interioristas de medio presupuesto. (Recordemos que en el siglo XX el interiorismo orgánico era privativo de los grandes monumentos.) No obstante, el orgánico siempre será difícil de aplicar a la decoración porque las gruesas pieles de revestimiento generan numerosos espacios inútiles.

A
Crucero, Star Wars.
1. ORGÁNICO-HIGH TECH o BIÓNICO
Un estilo específico del diseño de la última década proviene de la suma de los dos lenguajes de connotación más lujosa del Movimiento Moderno: el orgánico y el high-tech. ¿Por qué son los estilos más lujosos del Racionalismo? Porque son los más difíciles de materializar y requieren una inversión tan onerosa que ésta habla por sí misma de su significación.



Seguramente el atractivo del estilo orgánico-tecnológico reside en la sugestión de perfección y, en última instancia, de inmortalidad, pues alude a lo vivo perfeccionado por la tecnología, a lo orgánico hipereficiente e incorruptible. En consecuencia, no es de extrañar que se haya convertido en el estilo indispensable de la automoción, siempre peligrosa. En la imagen, una nave crucero del planeta Naboo (La guerra de las galaxias), un auténtico pájaro de metal.

Ron Arad, vestíbulo y dependencias públicas de la ópera de Tel Aviv (Israel), 1988. La imagen de la escalera que se derrama como un magma procede -por lo menos- de Miguel Ángel (véase capítulo 9). Volumen orgánico, pero material y coloración mecanicistas.



Ron Arad, restaurante en el Palacio Garnier de París, 2007, proyecto. Una cámara futurista, prácticamente  un ovni, habita en simbiosis con el atrio clásico de la Ópera. Las sillas están inspiradas en muebles de Werner Panton de finales de los sesenta. 

  

Zaha Hadid, pasillo en el hotel Puerta de América de Madrid, 2006. Adalid del superproyecto orgánico, Hadid se avino a diseñar una planta de este hotel que pretende resumir el interiorismo de la última década

Hugh A. Boyd, supermercado The Landmarket, 2008, Manila (Filipinas), premiado por la IIDA en 2009. Todo el interiorismo del cambio de milenio concentrado en un solo espacio. Las góndolas adquieren forma de platillos volantes que irradian luz hacia el suelo como si estuvieran despegando, como platillos volantes son los plafones del techo, ingrávidos en la negrura de la noche, e invitan al cliente a rodearlos. Al fondo, paneles metálicos troquelados pretenden fundir estructura y ornamento (como decía Toyo Ito; véase capítulo anterior). El orgánico-tecnológico se limita al amueblamiento porque los supermercados no andan sobrados de espacio. 

  

Giorgio Borruso, showroom de Fornarina, 2010, Milán. Premiado por la IIDA en 2010. Como dijimos, es raro encontrar propuestas orgánicas con pieles tan gruesas en un espacio comercial, sencillamente porque se comen todo el espacio. En este caso la coloración, siempre en colores pastel (rosa, azul, verde) la aporta la iluminación.

Ross Lovegrove, muebles de asiento

Orgánico high-tech extraordinariamente depurado.













Ross Lovegrove, mesa Ginkho 
de fibra de carbono, inspirada en la hoja del ginko.

Ross Lovegrove, lavabo 

para Vitra, 2005.


 

 

 

 

 

 

 

 

 

2. ORGÁNICO POP

Los ilustrados del siglo XVIII, con Rousseau a la cabeza, promovieron un trato de deferencia para con los niños y jóvenes. El siglo XIX les inventó una indumentaria específica e intransferible a sus padres. En 1968, los adolescentes del primer mundo, los primeros que desconocían la experiencia del trabajo infantil, se rebelaron contra el mundo adulto, tiraron de eclecticismo para crear una cultura material propia y elevaron el cómic a la esfera del Arte. Ellos fueron, ni más ni menos, la primera generación de jóvenes solventes.

En décadas más recientes niños y jóvenes se han convertido, según dicho popular, en los reyes de la casa y, como los antiguos monarcas, son agasajados de acuerdo a un estricto calendario comercial que señala la distribución de presentes a lo largo del año. La incorporación masiva de la mujer al trabajo público, así como los holgados parámetros de bienestar que manejamos las personas en el siglo XX, ha generado familias de escasa prole que vive más regalada que nunca. Un año tras otro la industria multiplica la oferta de productos infantiles y juveniles. Primero fueron los juguetes y la ropa, luego las mochilas, los cuadernos, los libros de cuentos y aventuras, los discos, los juguetes informáticos.

En el nuevo milenio la cultura material del menor asimila finalmente los interiores. Las escuelas donde nos educamos los actuales adultos eran austeras y desornamentadas siguiendo los principios y prejuicios del funcionalismo; por el contrario, hoy brillan de colores adoptados de los mismos juguetes que rebosan de los anaqueles, y se convence a los menores acerca de la diversión de acudir al cole. La cultura infantil anega a la adulta.

Orgánico juvenil     El orgánico se alía con el pop y adquiere un sabor setentero en locales juveniles como discotecas y tiendas de ropa informal. La decoración de líneas ondulantes aproxima la cultura pop a la organicista del viejo Modernismo. Karim Rashid puede considerarse el gran predicador de este estilo.

Orgánico infantil     Los muebles parecen juguetes y las habitaciones ludotecas. Los niños prefieren los perfiles continuos y rotundos de los Teletubbies y Pocoyó. Lo curioso es que este estilo se haya incorporado también al interiorismo de los adultos.


    

Karim Rashid, farmacia Oaza Zdravjla, 2009, Belgrado (Serbia). Estampación floral, formas capsulares, grageas verde farmacia y luminarias inspiradas en los rayos que proyectan las pistolas desintegradoras de las comedias de ciencia ficción.

Karim Rashid, propuesta de dormitorio, 2007, Hotel Dubai (Dubai). El orgánico se vuelve esquemático en los adornos laterales. Parece la alcoba de Austin Powers.

Karim Rashid, sillón de oficina Chakras, 2010
Tanto presumir de ergonomía, el sillón de oficina de Rashid incorpora músculos.



Karim Raschid, amueblamiento de la mediateca de  Senday. Adelgazando los soportes y revistiéndolos con mallas, Toyo Ito creó su edificio más célebre cuando terminaba el siglo pasado. El amueblamiento de sillas con aspecto de Barbapapá es de Karim Rashid.

Matali Grasset, Hotel HI, Niza, 2003, vestíbulo y salón.

2.6. Interior diseñado por Matali Grasset.


Ronan y Erwan Boroullec, sistema de oficinas Joyn para Vitra, 2002. Grandes mesas con separadores de quita y pon, archivadores de colores, entorno suave que mitiga el dramatismo laboral de las antiguas oficinas funcionalistas.


Raúl Barbieri, silla apilable 

Olivia para Rexite, 2004

Más muebles que ni pintados p

ara Pocoyó y Barbapapá.


Jerszy Seymour, silla Easy.


 

 

 

Martín Azúa y Gerard Moliné, lavabo 

Simplex para Cosmic S.A.U.

premio Delta de plata 2007.

Sory Yanagui, taburete Elephant 

con forma de pezuña (1954) 

comercializado por Vitra

A su vez inspirado en otro modelo de 1945, 

la silla para niños Elephant de Charles y Ray Eames.




 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 3. ORGÁNICO MONUMENTAL

Ya no se construyen catedrales. El monumento de la sociedad democrática es siempre un monumento civil. Con primer rango destacamos el aeropuerto internacional, verdadero recibidor de todos quienes nos visitan, y mediante el cual toda nación trata de ofrecer una primera impresión de sí no solo buena sino apabullante. En los últimos cuarenta años el valor representativo de los aeropuertos se ha multiplicado por infinito.

A continuación vienen los monumentos urbanos, y en particular, el gran museo de arte, hoy parque temático o mall cultural, complejo de exhibiciones, tiendas, restaurantes y jardines. La atracción turística de los museos justifica la generosa inversión que se les dedica, igual que las antiguas catedrales medievales atraían peregrinos cuyo hospedaje enriquecía las ciudades.

Finalmente, en un rango menor por su representatividad local y regional, señalaremos como monumentos de nuestro tiempo los auditorios y teatros y las bibliotecas públicas.

Entre 2000 y 2010 el eclecticismo ha caracterizado al gran monumento. El ejemplo de la T4 del aeropuerto de Barajas es ilustrativo de todas las ambiciones estilísticas de la década: caparazón de intensas reminiscencias góticas, comunicaciones high-tech y bloques seriados de aparcamientos generando una imagen minimalista.

Richard Rogers y Estudio Lamela, T4 del aeropuerto de Barajas.

A la entrada de la planta de salidas y detrás de los  mostradores nos reciben amables parientes de E.T., en realidad los dispensadores de las bombas de calor.

Richard Rogers y Estudio Lamela, T4 del aeropuerto de Barajas. Acaso el edificio más cosmopolita del mundo suma referencias de las culturas occidental y asiática en volúmenes y materiales, así como referencias a los estilos de moda en el cambio de milenio. El acristalamiento y los mástiles generan una bóveda continua muy elevada que se admira como una cubierta gótica, pero los viejos plementos han sido sustituidos por láminas de bambú, mientras las ondulaciones parecen remitir a las pagodas de Oriente y, de manera más icónica, al perfil de un ave en pleno vuelo. Escaleras y ascensores, vistos en conjunto, sugieren una planta de procesamiento de alimentos.

Richard Rogers y Estudio Lamela, T4 del aeropuerto de Barajas. Seriación minimalista en los módulos de aparcamiento.

Tony Farrell, aeropuerto de Incheon, Seúl. Quizás la muestra más espectacular de orgánico y tecnológico bien equilibrado. El aeropuerto ideal para las naves de Star Wars.

Santiago Calatrava, Estación de Oriente, Lisboa. Elegantísimo gótico palmiforme y membranoso.

Zaha Hadid, proyecto del museo Guggenheim Hermitage, San Petersburgo. Hadid continúa proponiendo volúmenes netos e icónicos vistos desde el exterior, pero interiores muy intrincados.

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