02. Prehistoria: espacio paleolítico

 

Santuario de Göbekli Tepe (Turquía) en vista cenital
Paleolítico es una expresión que se refiere a la situación cultural de los cazadores nómadas que poblaban nuestro planeta hace más de 12.000 años. Solo podemos saber de ellos por los hallazgos arqueológicos y, muy rara vez, estos sugieren construcciones o espacios modificados. Siendo nómadas, parece lógico que no tuvieran arquitectura.
 VIVIENDA     Apenas se han encontrado estructuras capaces de sostener pieles para formar tiendas, solución de hábitat común a pueblos nómadas contemporáneos como los beduinos o los aborígenes norteamericanos. Tiendas, yurtas e iglúes deben de haber formado parte de la vivienda nómada también entre nuestros antepasados paleolíticos.
Señalemos una excepción: los domos de huesos de mamut hallados en Mezhirich (Ucrania) de 17.000 años de antigüedad. Por su extraordinaria complejidad estructural y el peso inmenso de los huesos de mamut, se infiere que estas viviendas no se trasladaban y representan un hábitat cuando menos estacional (por ejemplo, vivienda de invierno).  
La pintura rupestre parece indicarnos que también se aprovechaban los abrigos naturales para escapar de la intemperie y y seguramente otros peligros como los animales carnívoros. Entre las más sobresalientes habría que recordar las cuevas de Lascaux en Francia, por su prolijidad, y la cueva de Altamira, por la extraordinaria calidad naturalista de algunas de sus representaciones. 
ESPACIO MONUMENTAL     Es probable que los rituales se llevaran a cabo dentro de las mismas cuevas donde obtenían protección a juzgar por la abundancia y variedad de la pintura rupestre. La sorpresa vino como siempre de la mano de la arqueología. Nadie podía imaginar hasta hace unos pocos años que los pueblos nómadas de la prehistoria se pudieran reunir para construir un santuario de espacios circulares y gigantes megalitos. Fue hallado en la península de Anatolia, ocupada por el país que hoy llamamos Turquía.       
Göbekli Tepe (hasta 10.000 AEC). Se compone de altos menhires rematados por monolitos horizontales en forma de T, quizás simplificaciones de la silueta humana, rodeados de galerías anulares. La sola forma del santurario sugiere un encuentro sexual cósmico, con los dos grandes menhires centrales, seguramente monumentos del encuentro de los principios masculino y femenino. Las plantas circulares inmortalizan en piedra la planta de las viviendas estacionales, igualmente circulares.